domingo, 31 de agosto de 2008

El viaje de las culturas



Hola a todos y todas.

He estado sin actualizar debido a que me encontraba de viaje en Malta aprendiendo inglés gracias a la tan famosa beca que concede el MEC cada verano. Por todo ello y con el descubrimiento de una nueva cultura me gustaría mostrarles un cuento escrito por mí el año pasdo y titulado "el viaje de las culturas". Siguiendo la línea del maravilloso autor de cuentos Gianni Rodari les dejo con este pequeño sueño.


Una mañana de sol se abría ante el mundo. El sol dibujaba una estela en el mar de muchos colores, que hacían adivinar un mundo nuevo, uno, en el que todos los países del mundo se ayudaban entre sí, creyendo en otro posible. Pero antes hubo una larga historia…

Tal día como hay hace 5 años, un barco llamado Garoé, recorría el mundo visitando culturas y tradicionales populares de cada país. Los habitantes del barco eran niños de diferentes culturas, eran muy amigos entre sí y también del barco Garoé. Los chicos eran muy pequeñitos pero tenían la fuerza de la colaboración y de la cooperación. Garoé era muy listo, sabía muchas cosas y además tenía unos grandes valores y una gran cultura. Destacaba sobre todo en la música que junto a un avión formaron un grupo de música hace tiempo. Pero eso es otra historia. Volvamos al viaje de las culturas.

Una de las primeras visitas del barco que salía de Europa era América del Norte. Se decía que poseía una de las más viejas democracias del mundo, pero la situación estaba cambiando. Ahora el dinero lo ocupaba todo, no importaban las personas. Iniciaban guerras en busca de dinero, explotaban paisajes de ensueño, su imaginación no existía. El consumo los hacía feliz. Garoé quiso seguir el viaje hacia la parte sur de América. ¡Cual fue su sorpresa cuando llegó a dicho continente y vio una pobreza enorme! ¡Garoé y los niños gritaban que eso no podía ser! Nuestros protagonistas recorrieron en su camino muchas culturas indígenas. Todas ellas tenían una maravillosa fuerza y energía que te recorría todo el cuerpo. Su luz penetraba en el corazón de todos los que la visitaban. En unos de esos largos viajes, Garoé encontró otro continente todavía más desolado, el africano. No se podría creer como podría haber tanta pobreza. Las culturas de todos estos pueblos desaparecían por culpa de unos países llamados del “primer mundo”, entre ellos el mío, pensaba tristemente el barco Garoé y los niños.

Un día, en uno de sus viajes Garoé fue a parar a una isla llamada Achinech. Se decían que estas islas eran afortunadas. Tenían unos paisajes que a Garoé y a los niños les hacían volar. ¡Si soñaban con otro mundo! ¡Pensaban que era posible! Un buen día en esta isla, en un municipio llamado Taganana se reunieron todos los barcos del mundo. Garoé intentó conseguir que viniesen todos sus amigos con muchos niños de todos los países dentro. ¡Tenía una idea!. Quería ir a los países más ricos del mundo y gritar entre todos los niños que no querían ese mundo.

Esta idea de Garoé significaba mucho trabajo por parte de los barcos y los niños. Tenían que ayudarse mucho entre ellos para que los países los tomasen en cuenta. Se pusieron a la labor enseguida. ¡Carteles protesta! ¡Debates! ¡Talleres de culturas! Pasaban los días y Garoé se entusiasmaba más con el mundo que estaba viendo y aprendiendo. Después de muchos días en la isla reunidos, decidieron ir a visitar a las personas más poderosas del mundo. Ante ellas los niños y los barcos leerían y gritarían un manifiesto por un mundo mejor, uno sin guerras, ni contaminación, ni odio. Ellos querían uno de paz, de amor, paisajes, de imaginaciones, de fantasías. Sin estas cosas el mundo ya no volvería a brillar.

Durante años y años recorrieron el mundo luchando porque se escuchase su voz. Hasta los árboles se unieron, ¡y los cepillos de dientes también!, ¡y los libros! ¡Y la música! Garoé no se lo podía creer. El mundo entero se ayudaba y cooperaba buscando uno mejor. Se tapaba los ojos ante tanta maravilla. No se lo podía imaginar. Era fantástico. Para Garoé la ayuda de los libros significo mucho, tenían una forma de volar y la vez hablar que le hacía sentir algo especial. Muchos se preguntan todavía que relación existió entre ellos.

Tras varios años de lucha el sol volvió a brillar dibujando fantasías en el mar. Del corazón de los niños surgió el volcán llamado, Teide. Con la fuerza de todos juntos lo consiguieron. Lograron otro mundo posible.